Con el encanto de una película romántica, Sebastian y Ana celebraron una boda íntima en la que sólo 50 personas fueron testigos del emotivo enlace. Sus dos hijos, Isabel y Adrián, no quisieron perderse ni un detalle, los más pequeños del evento disfrutaron incluso más que sus padres y acapararon todas las miradas. El fotógrafo Jesús Hernández se hizo cargo del trabajo fotográfico.
El Atlántico como testigo del enlace
La delicadeza y la sofisticación brillaban al inicio de la ceremonia. La azotea del hotel ofrece siempre las mejores vistas para un enlace de estas características: una panorámica que alberga naturaleza desde todos sus ángulos, con el Océano Atlántico, que simboliza el camino que les queda por recorrer juntos, y los jardines tropicales del hotel, que representan la emoción de iniciar una aventura en común.
Ambos paisajes se combinaron con el ritual de la arena, que los novios realizaron. Una manera de materializar su unión introduciendo arena de diferentes tonalidades en un recipiente de cristal. Un color simbolizará al novio, otro a la novia, y juntos, representarán la fusión de sus vidas.
La ceremonia dio paso al cocktail, también en la terraza, donde los novios pudieron disfrutar de sus primeros momentos como marido y mujer junto a su familia y amigos. La espectacular puesta de sol frente al océano fue el escenario perfecto para inmortalizar la celebración.
Estilo hindú para una velada única
Sin cambiar de vistas, el Beach Club del Barceló Sancti Petri fue el escenario del banquete. Un entorno desenfadado, pero elegante, donde la mejor selección de gastronomía mediterránea encontró su lugar con platos compuestos de arroz, pescado y el mejor marisco del sur.
Los sabores de la cena dieron paso al baile nocturno en la discoteca Siddharta, testigo del primer baile de los enamorados, un baile lento, protagonista de un intercambio de miradas, en consonancia con el estilo oriental y la armonía de la decoración hindú.
Un romántico paseo por los exuberantes jardines del hotel, una foto con el océano de fondo, un cruce de miradas o un baile sin necesidad de decir una palabra. Estos son los ingredientes de la boda de tus sueños como fue la suya.